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These are the good old days.

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 25 nov
  • 3 Min. de lectura
Estaba hablando hoy con una muy querida amiga de cuánto nos gusta esta época del año. Nos encanta la luz, la frescura de los días y el aire nostálgico que se respira. Se acerca el cierre del año y naturalmente nos dan ganas de ver atrás en nuestro año, recordando las cosas que hemos vivido, lo que hemos aprendido, lo que nos faltó por hacer y lo lindo que es recordar momentos lindos del pasado.
Estaba hablando hoy con una muy querida amiga de cuánto nos gusta esta época del año. Nos encanta la luz, la frescura de los días y el aire nostálgico que se respira. Se acerca el cierre del año y naturalmente nos dan ganas de ver atrás en nuestro año, recordando las cosas que hemos vivido, lo que hemos aprendido, lo que nos faltó por hacer y lo lindo que es recordar momentos lindos del pasado.

La nostalgia está muy presente en estos días y va creciendo conforme nos vamos acercando al fin del año y a sus respectivas fiestas. Si nos ponemos a pensar en la nostalgia, uno de los pensamientos que más está presente, es el añorar momentos de cuando la vida era más sencilla, cuando no había tantas preocupaciones y los momentos se sentían más felices. Pensamos en estos días como the good old days, días de épocas de oro. Parte del anhelo de recordar esos momentos es que en ese momento no sabíamos que estábamos haciendo memorias que en algún momento nos darían nostalgia. Parece ser que a veces nos gustaría ir a esos momentos y decirnos a nosotros mismo que debimos de disfrutarlos más y estar más presentes porque en ese momento estábamos felices y a lo mejor no lo sabíamos; porque ese momento se convertiría en un preciosa memoria que algún día anhelaríamos.


Lo que es curioso pensar es que en algún momento del futuro, los momentos que estamos viviendo ahorita los vamos a recordar con amor y nostalgia. Poder pensar en eso hace que en este momento nos demos cuenta de que ahorita estamos viviendo the good old days. Sabiendo esto, sí nos podemos permitir disfrutar, estar más presentes y saber que en este momento estoy feliz y que estoy creando una memoria que mi yo del futuro va a estar muy feliz de que disfruté mientras sucedía.  Es como si nuestro yo del presente le estuviera guiñando el ojo al yo del futuro y diciéndole que no se preocupe, que está disfrutando de la preciosura de este momento y que está viviéndolo, completamente ahí, presente y consciente de la felicidad que se está viviendo en ese momento y formando una memoria para toda la vida. 


Los días que estamos viviendo ahorita son los que en algún momento se convertirán en the good old days. No hay nada más triste que pensar en el pasado y sentir anhelo de que no lo viví, valoré o presencié lo suficiente. En vez, tengamos en mente que la vida está pasando todo el tiempo y que el momento presente es mi llave para vivirlo, valorarlo, presenciarlo y disfrutarlo. Nuestro futuro yo nos lo agradecerá. 

Por fortuna nuestra bella meditación nos ayuda a estar presentes de manera natural y constante. Cuando el cuerpo está lleno de estrés, la mente comienza a tener pensamientos repetitivos que nos desconectan del presente y muchas veces hacen que entremos en piloto automático, haciendo que nos perdamos del momento precioso que está desenvolviéndose en nuestros ojos. Al meditar, el estrés naturalmente se disuelve de nuestro sistema nervioso y nos encontramos espontáneamente más presentes en nuestra vida. Vivamos de manera completa el momento que tenemos enfrente, es el único que hay. Hacer eso nos abre un mundo de posibilidades. 

 

Con todo mi cariño y Jai Guru Deva, 

Isa

 
 
 

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