I have to VS I get to
- Admin

- hace 4 días
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Tenemos que comer bien, tenemos que hacer ejercicio, tenemos que meditar, tenemos que ver a nuestra familia, tenemos que cumplir con nuestras amistades, tenemos que ir al cumpleaños, tenemos que, tenemos que, tenemos que.
Al sentir que tenemos que estar cumpliendo con las expectativas que la vida exige de nosotros o con las constantes demandas que sentimos que necesitamos cumplir para tener una vida completa, acabamos agotados. Terminamos resintiendo las cosas que tenemos que hacer o las personas con las que sentimos que tenemos que cumplir. Acabamos drenados queriendo huir de toda responsabilidad.
Al cambiar esta mentalidad, puedo transformar cosas que siento como demandas a cosas que son un honor poder experimentar. Por ejemplo, en vez de pensar que tengo que sacar a mi perrita a caminar, cambio mi mentalidad a que tengo el privilegio o la oportunidad de caminar con mi perrita. En lugar de pasearla como si fuera una tarea, se vuelve un paseo en donde puedo disfrutar de la experiencia, puedo vivir el privilegio de tener un momento sagrado de una caminata con uno de mis seres favoritos, de respirar aire fresco, de que me de el sol en la cara y recibir vitamina D, de ver los árboles bailar, de ejercitar a mi cuerpo, de tener un momento precioso.
Y por otro lado, esta misma mentalidad nos da la oportunidad de dejar de ver la vida como tareas por cumplir para otros y verla como el privilegio de escoger hacer las cosas que nos den gozo.
La vida es para gozarse, para disfrutarse, para vivirse. Afortunadamente nuestra práctica diaria de meditación nos permite discernir cada vez mejor qué cosas escoger para vivir una vida más plena y más de acuerdo con nuestra esencia. Puedo poco a poco ir soltando las demandas que la vida pide de mí e ir escogiendo las cosas que le dan gozo y celebración a mi alma. Mediante el constante contacto con mi consciencia pura, puedo aprender a escucharme mejor y que los llamados de qué hacer los dicte la inteligencia universal y no el estrés viejo que se acumula con los años.
Mi vida no tiene que ser un tengo que, sino un puedo hacer, una oportunidad o un privilegio de ver el regalo que tengo enfrente.
Pensemos en nuestra práctica de meditación de la misma manera. La meditación no tiene que ser un tengo que meditar, sino que es un privilegio tener la oportunidad de darme este espacio sagrado para descansar y reparar a mi sistema nervioso, de expandir mi consciencia, de liberarme de todo lo que ya no me sirve, de sanar, de conectar, de reconocerme a mí mismo como el universo. Si cambiamos a esta manera de pensar, la vida se llena de posibilidades.
Con todo mi cariño y Jai Guru Deva,
Isa




























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