Seamos como los Elefantes

En India uno de los animales más queridos y respetados es el elefante. Los elefantes son adorados no solo porque son preciosos  y enormes sino porque tienen ciertas características que los hacen especiales y únicos.

En India, incluso los decoran y pintan como símbolo de devoción y amor, a ellos y a Ganesh, quien tiene cabeza de elefante. Una de las razones de porque los pintan en maneras tan hermosas es para honrarlos como encarnaciones de la divinidad y expresar gratitud por su fuerza, inteligencia y naturaleza gentil. Esto le permite a las personas poder desarrollar aún más admiración y devoción por éstas majestuosas criaturas.

Mi maestro un día contó una historia de lo que aprendió de la naturaleza de los elefantes al verlos un día caminando en las calles de India. Él cuenta que un día vio a un elefante caminar por la calle, en toda su majestuosidad, gozando de cada paso que daba. Mientras el elefante caminaba, había unos perros que, intimidados por el elefante, no dejaban de ladrar. El elefante vio a los perros y no tuvo necesidad de hacer absolutamente nada más que simplemente dejarlos ladrar mientras él seguía su paso. El elefante caminaba lentamente, a paso seguro, feliz en su camino y permitiendo que los perros ladraran e hicieran lo suyo; dejándolos ser felices en su naturaleza. 

Al elefante no solo no le importaba que los perros ladraran, sino que incluso lo permitía. Uno de los perros, el líder de la manada, se acercó más al elefante y se puso debajo de una de las patas del elefante para hacer la finta de ataque, y el elefante muy paciente y sabiendo que no corría absolutamente ningún riesgo, dejó que el perro ladrara para que le pudiera demostrar a sus amigos perros lo valiente que era. Una vez que el perro pudo demostrar esto, el elefante simplemente siguió su camino siendo feliz en su naturaleza y feliz de que otros también pudieran expresar y estar en su naturaleza. 

Hay mucho que aprender de estos preciosos animales. Físicamente, se distinguen por su magnitud, belleza y una fuerza inexorable: serena pero imparable. Emocionalmente, son sensibles y sabios, y utilizan su poder solo cuando es necesario. Cuando caminan, lo hacen con gracia majestuosa, paso a paso, de manera estable y decidida. Son incapaces de ser atados, no tienen miedo ni prisa, pero sí una profunda determinación. Poseen una fuerza física sorprendente, son difíciles de derribar, y su valentía se combina con una naturaleza gentil y consciente. Nada externo los perturba: se mueven en silencio, con una presencia que impone respeto sin buscarlo, felices en su propia naturaleza y sin necesidad de probar nada. Esa felicidad, estabilidad y seguridad interior les permite también alegrarse por la dicha de los demás seres. No necesitan que ninguna otra naturaleza cambie —simplemente son, y dejan ser.

Cuando en algún momento sintamos que alguien está juzgándonos, está hablando mal de nosotros, está haciendo las cosas diferentes de como a nosotros nos gustaría, seamos como los elefantes. Dejemos que los perros ladren y sean felices en su naturaleza. Seamos felices en nuestra naturaleza y dejemos que los demás hagan lo mismo. Nosotros sigamos nuestro paso, sin prisa, estables, imparables y sin nada que probar porque estamos felices en nuestra propia naturaleza. Y para estar felices en nuestra propia naturaleza la meditación diaria será nuestra mejor aliada siempre.  

Con todo mi cariño y Jai Guru Deva, 

Isa