LA VERDAD LIBERA
- Admin

- 15 oct
- 3 Min. de lectura

Siempre he sido fan de Elizabeth Gilbert, desde Eat Pray Love hasta Big Magic, City of Girls y ahora, con este libro, aún más. En el libro, Gilbert habla no solo de su relación con Rayya, sino del proceso de su duelo y cómo fue que descubrió su adicción al amor y al sexo. Este es el más honesto de sus libros y por ende, el más crudo también. Pero fue esta honestidad la que me cautivó más que nunca porque, como sucede cada vez que vemos o leemos algo realmente honesto y vulnerable, me sentí identificada con muchas cosas.
Gilbert dice que hay 3 tipos de verdades. Las verdades que escogemos decirle al mundo, las verdades que solo nuestros seres más cercanos y queridos conocen, y las verdades que no nos atrevemos ni siquiera a mencionar en voz alta, por miedo a que nadie nos vuelva a querer.
Gilbert dice que se tardó mucho tiempo en escribir el libro porque para poder realmente contar su historia, sanar y liberarse, iba a tener que contar toda la verdad. Desde las cosas que realmente sucedieron, hasta quitarse la máscara del personaje que expuso al mundo para mostrarse tal cual es, con sus partes bonitas y sus partes no tan bonitas. Se expuso en completa y total honestidad en su libro, y es en esa honestidad tan radical que encontró no sólo su propia sanación y liberación sino también la conexión y sanación que el lector puede llegar a vivir.
Gilbert descubrió el poder de la honestidad en las juntas de 12 pasos diseñadas para personas con adicciones. Es en estas juntas, al escuchar las historias de otras personas y su vulnerabilidad, que encontró consuelo y refugio. Al conectar con las verdades de otras personas pudo conectar con su propia verdad y así transmutar su dolor personal en un bálsamo para otros. Ese es el poder de la verdad.
La verdad nos permite conocer quiénes realmente somos, nos permite transformar nuestra vergüenza en conexión, nos permite abrirle la puerta a la oscuridad para que entre la luz, nos permite soltar el bagaje emocional para liberarnos y regresar a nuestra ligereza.
Pensemos en la liberación que vivimos cuando por fin podemos decirle a alguien cómo nos sentimos, la liberación que sentimos al hablar con la verdad, la liberación que sentimos cuando podemos quitarnos la máscara que muchas veces usamos, la liberación que sentimos cuando por fin soltamos y simplemente nos dejamos ser.
Nuestra meditación forma parte fundamental de este proceso. Gilbert dice que parte de su proceso de sanación fue regresar a sus prácticas espirituales que abandonó al poco tiempo de publicar Eat Pray Love.
Nuestra meditación nos permite acceder a nuestras verdades con un lente más honesto, con un lente más compasivo, con un lente más amoroso. Nuestra meditación nos permite quitarnos la armadura para poder enseñarle al mundo quiénes realmente somos. Y al permitirnos esa honestidad y vulnerabilidad es que verdaderamente podemos conectar con otros, y de eso es de lo que realmente se trata todo: De conectar con nosotros mismos para así sanar y desde ahí conectar con otros.
Con todo mi cariño y Jai Guru Deva,
Isa




























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